sábado, 19 de enero de 2008

ALCOHOL


INTRODUCCIÓN

El etanol ha sido el agente de toxicofilia y drogadicción más extendido y generalizado durante toda la historia del ser humano. En algunas culturas ha sido además la única droga permitida y aceptada socialmente de tal forma que su uso ha sido incluso aconsejado con fines médicos en base a creencias populares equivocadas y encubiertos intereses económicos.
En el seno de las sociedades que las aceptaban, las bebidas alcohólicas han cumplido muy diversas funciones en el plano religioso y social; por ejemplo a este tipo de bebida se le atribuían poderes superiores o su consumo estaba exclusivamente permitido a hombres de clases sociales privilegiadas.
El término alcohol sirve para designar vulgarmente al etanol o alcohol etílico, que es el segundo alcohol de cadena lineal cuya fórmula química es CH3 -CH2 -OH.
En todos los países el etanol destinado a la fabricación de bebidas está sometido a unos elevados impuestos, por lo que el alcohol destinado a usos industriales se impurifica, para evitar dichos impuestos, con sustancias de elevado olor o sabor que impiden su empleo para bebidas.
El alcohol etílico puede obtenerse mediante varios procedimientos, como son:
Destilación de la madera: en este caso el etanol se obtiene junto a otros compuestos como alcohol metílico o acetona, que en conjunto constituyen lo que se conoce como alcohol de quemar.
Fermentación de azúcares: es el método más ampliamente empleado para la obtención del etanol y permite obtener bebidas alcohólicas a partir de líquidos ricos en azúcares como zumos de frutas, miel, macerados de granos o leche. Cuando estos líquidos dulces, debido a su elevado contenido en hidratos de carbono, se dejan fermentar originan los vinos y cervezas. De los jugos fermentados puede separarse el etanol por destilación. Este alcohol puede dejarse envejecer en toneles o barricas y la destilación puede llevarse a cabo en presencia de plantas o se le adicionan extractos vegetales aromáticos y azúcar para elaborar diferentes tipos de bebidas alcohólicas.
La riqueza o graduación alcohólica se expresa habitualmente como mililitros de alcohol por 100 mililitros de líquido (% v/v) o también en grados centesimales.

TOXICOCINÉTICA DEL ETANOL

El alcohol etílico es más hidrosoluble que liposoluble, por lo que se absorción a través de las membranas biológicas y difusión por la sangre se realiza rápidamente, dirigiéndose además el etanol hacia el sistemas nervioso.
La absorción del etanol ocurre mayoritariamente por vía intestinal y por vía inhalatoria. La absorción por la mucosa bucal es pequeña.
Desde el estómago puede pasar el 20% del etanol que contiene directamente a sangre y la mayor absorción en la vía digestiva se produce a nivel del intestino delgado. Más de la mitad del alcohol ingerido se absorbe en la primero hora y el resto en las tres horas siguientes. Una vez que el alcohol está en sangre, este difunde rápidamente por todos los tejidos del organismo, a los que impregna en proporción a su contenido en aguas: así las menores concentraciones de etanol tras su consumo se registran en le esqueleto (debido a una escasa irrigación sanguínea) y en el tejido adiposo (el carácter lipídico de los depósitos de este tejido favorecen la retención del alcohol, que es más bien hidrofílico, en la sangre). La cantidad total de agua en el cuerpo influye en la concentración del alcohol en la sangre, lo que explica las diferencias que aparecen con la edad y entre el hombre y la mujer, que posee mayor proporción de grasa.
Durante el periodo de distribución del alcohol por el organismo y hasta que se alcanza un equilibrio, la concentración de alcohol es más alta en la sangre arterial que en la venosa, lo que favorece la rápida llegada del etanol hasta el cerebro debido a alta irrigación del citado órgano, lo que puede dar una sensación de afectación o mareo precoz. Luego ocurre un periodo de redistribución con el paso del alcohol desde los compartimentos periféricos al centra. Posteriormente se establece un equilibrio dinámico de concentraciones. Estas etapas (distribución, redistribución y equilibrio) se aceleran con el ejercicio muscular y se endentecen con bajas temperaturas.
Desde el mismo momento de la llegada del alcohol a la sangre se inicia su eliminación que se efectúa fundamentalmente a través de su metabolismo en el hígado. En menor medida también se elimina etanol mediante su procesamiento metabólico en tejidos como la mucosa intestinal y también mediante la excreción intercambiada. Tan solo el 10% de todo el etanol absorbido se excreta por esta vía mediante el aliento, la saliva, las heces, la orina, el sudor o la leche. La eliminación del alcohol mediante el aliento es la principal forma de excreción del etanol a través de la excreción intercambiada y se realiza de acuerdo con la ley de difusión de los gases. Este alcohol exhalado puede servir como indicativo de grado de impregnación alcohólica, aunque el índice más fiable para tal propósito el la alcoholemia o concentración de alcohol en sangre. La alcoholemia depende de la cantidad de alcohol absorbida por unidad de tiempo y de su eliminación, y existen una gran variedad de factores capaces de influir sobre ella. Algunos de esos factores son los siguientes
§ Contenido estomacal previo: si el estómago está vacío el alcohol pasa rápidamente al duodeno y seguidamente a la sangre. Por el contrario, la ingestión previa o simultánea de alimentos sólidos retrasa el vaciamiento gástrico, limitando la absorción del etanol.
El tipo de alimentos que se consume tiene una gran influencia sobre los procesos cinéticos que experimenta el etanol en la vía digestiva: los alimentos grasos aceleran el vaciado gástrico y favorecen la absorción del alcohol en el intestino delgado, por el contrario las comidas con alto contenido en proteínas o hidratos de carbono retrasan el vaciado y disminuyen la absorción. Los ácidos grasos contribuyen también a la eliminación del etanol, acelerando el proceso.
Se sabe, además que la graduación de la bebidazo influye en la alcoholemia cuando el sujeto está en ayunas, pero si provoca correlación inversa cuando se ha producido la ingestión de algún alimento sólido.
El sexo de la persona también influye en el nivel de alcoholemia. Se da una mayor intoxicación en mujeres.
Cuanto mayor sea el peso de la persona mayor es la intoxicación.
Al acompañar la bebida alcohólica de un refresco con gas, se acelera la velocidad de absorción.
Bebida ingerida:
Clase de bebida: las bebidas gaseosas aceleran el vaciamiento gástrico (por ello a este tipo de bebidas se le atribuyen, de forma no rigurosa, propiedades digestivas).
Graduación alcohólica: se registran diferentes cinéticas de absorción cuando se toman bebidas de baja o alta graduación. Las bebidas de fuerte graduación proporcionan a la sangre mayor cantidad de alcohol en menor tiempo: sin embargo una gran cantidad de bebida suave puede provocar la repleción gástrica favoreciendo así la absorción. Está experimentalmente demostrado que el paso de etanol a la sangre, desde el tracto gastrointestinal, es más rápido cuado la bebida tiene concentraciones comprendidas entre el 20-30% de alcohol .Bebidas más diluidas presentan bajo gradiente de concentraciones, y se absorben más lentamente. Las soluciones más concentradas enlentecen el vaciado gástrico, paralizan la musculatura lisa y producen deshidratación y erosión de la mucosa, todo lo cual conduce a una menor velocidad de absorción.

En ayunas, la absorción en idénticas dosis de disoluciones con diferentes volúmenes de alcohol da lugar a curvas de alcoholemia iguales. Después de recibir alimento, cuanta mayor graduación tiene la bebida, a igualdad de dosis, menos alcohol pasa a la sangre.

Si en unos ejes coordenado se representa la evolución del grado de alcoholemia frente al tiempo, considerando como origen de coordenadas el momento en que se produce la ingestión, se tendrá una curva (A) con dos tramos, la rama ascendente representa el paso de alcohol a la sangre (fase de absorción), hasta alcanzar un máximo que se consigue entre los 30 y 90 minutos ; a partir de entonces la pendiente de la recta cambia de signo, por predominar procesos catabólicos, es decir, el segundo tramo de la curva representa la fase de eliminación, cuya longitud es proporcional a la cantidad de alcohol ingerido, pues la velocidad de eliminación(dependiente del coeficiente de etiloxidación) es relativamente constante. La zona más alta de la curva no es un auténtico pico de inflexión, sino que representa las oscilaciones que sufre la alcoholemia hasta conseguir un equilibrio en la distribución en el organismo. En la primera fase de curva, la alcoholemia es mayor en la sangre arterial que en la venosa y a partir del máximo las curvas se hacen paralelas.
Inmediatamente después de ingerir alcohol, la sangre venosa y la sangre capilar presentan retraso con respecto a la sangre arterial, e los niveles de alcohol. Alos 30 minuto se equilibran las concentraciones de alcohol en las sangres venosa y capilar y el aires alveolar, que se mantienen un 7% inferiores al la alcoholemia en la sangre arterial.
En los individuos no bebedores se encuentran alcoholemias que oscilan entre 0 y 0.03 g/l. Esta alcoholemia se debe al llamado alcohol endógeno que se produce en la fermentación intestinal de la pepsina y también por reducción de acetaldehído, de otras procedencias. También en individuos no bebedores se registran altos niveles de alcohol en sangre en caso de ciertas infecciones intestinales o tras una comida rica en hidratos de carbono.
Cuando la ingestión de alcohol el simultanea o posteriores a la de alimentos, se endentece la fase de absorción (curva B) aunque la fase de eliminación se inicie en cuanto llegue el alcohol al hígado. Esto y la retención que las sustancias alimentarias, en especial las grasas, ejercen sobre el alcohol, provocan una disminución del valor máximo de alcoholemia y un retraso en su aparición; todo ello disminuye los efectos fisiopatológicos del alcohol en el organismo.
Cuando se producen varias ingestas sucesivas de alcohol junto con tomas de alimentos, la alcoholemia está representada por una línea quebrada, con varios máximos sucesivamente más altos (curva C)
Los valores de alcoholemia han sido mejor estudiados que los niveles de alcohol en otros productos de organismos tales como saliva, aliento, orina…etc. se suelen expresar en gramos de alcohol por mililitro o litro de sangre incluso los valores de concentración de alcohol obtenidos al analizar los otros medios citados. Sin embargo ocurre que las curvas de evolución de las concentraciones de etanol en los distintos medios de un organismo son muy diferentes de la curva de alcoholemia. Por ejemplo la orina: por vía renal se excreta menos del 5% del alcohol absorbido, y con una cinética diferente a la alcoholemia, por lo que no se puede considerar a la orina como una buena muestra para el análisis del contenido de alcohol. Tampoco constituye una buena muestra el contenido estomacal: el alcohol presente en el mismo, aunque haya sido ingerido aún no ha sido absorbido, por lo que no está afectando al organismo.
La aparición de alcohol en el aliento o aire espirado en inmediata tras la ingestión, y alcanza rápidamente un máximo; transcurridos 20 minutos la curva del aliento se hace paralela a la de la sangre. Al pasar el tiempo los valores de alcohol en el aliento son inferiores a la alcoholemia. La gran discordancia inicial entre la curva del aliento y la de la alcoholemia se debe a la persistencia de restos de alcohol en la boca en el momento de la determinación, y al rápido paso a los pulmones de alcohol absorbido por la mucosa bucal, vía vea cava superior y acceso directo al corazón. En este caso sólo sería fiables valoraciones efectuadas después de 20 minutos tras la ingestión de alcohol y tras enjuagado de la boca con agua. A pesar de la facilidad de obtención de la muestra, los valores de impregnación deducidos de análisis del aliento esta sujeta a errores por exceso, debido a la presencia de alcoholes reductores en el aire espirado (aldehídos, cetonas, monóxido de carbono…) que limitan grandemente la fiabilidad del método si la técnica analítica del mismo se basa en procesos de oxidación reducción. Hoy en día los alcoholímetros se desarrollan con diferentes fundamentos físico-químicos que incrementan la fiabilidad de los resultados de valoración de alcohol en el aliento.
A partir del coeficiente de partición del etanol en aire/agua la correspondencia de alcohol en sangre y el aliento se realiza aceptando la razón 2100:1, que supone que la cantidad de alcohol presente en 2100 ml de aire alveolar equivale al alcohol en 1 ml de sangre (Alcoholemia = Alcohol en el aliento * 2100) Esta correspondencia no es admitida siempre.

Se considera que las diferencias entre la alcoholemia y el alcohol en el aliento podrían ser las siguientes:
1. El alcohol en el aire alveolar procede de la sangre arterial, y esta tiene mayor concentración de alcohol en la primera fase de la curva ceruva que la sangre venosa, de donde se efectúan las extracciones.
2. En cada espiración puede variar la proporción de aire alveolar, por la mecánica del ciclo respiratorio y los compartimento de la vía pulmonar.
3. Variaciones de la tasa de difusión de los capilares sanguíneos al aire alveolar en los distintos momentos del ciclo.
4. Influencia de valor hematocrito en la alcoholemia.
5. Influencia de la temperatura ambiental y corporal sobre la concentración de etanol en el aire espirado.
6. El efecto de la presión atmosférica, que supone que cuanto mayor se la presión atmosférica menor es la concentración de alcohol en el aliento y viceversa.

La curva de alcohol en la orina transcurre muy retrasada con respecto a la de la sangre: transcurren unas dos horas entre los máximos de ambas curvas. Se ha tratado de encontrar coeficientes que permitan transformar los valores de alcohol/orina en alcohol/sangre, aunque han surgido muchas discrepancia acerca de cual debería ser el valor de dicho coeficiente.
Hay que tener en cuenta que la orina de un micción ha siso recogida en la vejiga durante un tiempo en el que la alcoholemia ha podido evolucionar gravemente, mientras que la alcoholuria en un momento dad en la concentración media de todo aquel tiempo. Se ha encontrado que el valor del coeficiente antes mencionado depende según sea la alcoholuria. Las causas principales de esta variación son dos:
- el alcohol se sigue acumulando en orina después de que el individuo cesa de beber, incluso durante la noche.
- la toma de muestra puede llevarse a cabo antes de que la distribución de alcohol por el organismo alcance el equilibrio.
La alcoholuria depende de muchos factores que por tanto tienen influencia también sobre el valor de la correlación de alcohol en orina/sangre. Estos factores son:
- la diuresis, ya sea por retención urinaria fisiológica o patológica, o por el efecto diurético del etanol.
- estado de hidratación del sujeto, dieta y función renal, que influyen sobre la densidad de la orina.
- momento de toma de la muestra, ya que la alcoholuria es inferior a la alcoholemia hasta el máximo de esta; a partir de ese momento se invierten los términos.

La valoración de alcohol en la orina presenta, por tanto una serie de inconvenientes que deben ser tenido en cuenta. Por ejemplo el alcohol, al llegar a la vejiga orina se diluye en la orina almacenada en la misma, por lo que la concentración de alcohol en la orina será inferior a la concentración de alcohol en sangre. Solo después de un micción se aproximan los valores alcoholemia y alcoholuria y pasado el tiempo esta última puede superar a la otra (en las fases tardías la alcoholuria es por término medio 1.33 veces mayor que la alcoholemia.)
A pesar de la facilidad de la facilidad de obtención y conservación de la muestra, no parece que la determinación del alcohol en orina sea un procedimiento recomendable a efecto de la aplicación de la legislación sobre control de la bebida en el trabajo, en programas de rehabilitación…etc., debido a todo lo comentado anteriormente.

Se han conseguido determinar factores de correlación de las concentraciones de alcohol entre dos fluidos corporales, cuyos valores medios (según Budd) son los siguientes:
Orina/sangre: 1.2-1.4
Humor/vítreo sangre: 1.1
Liquido/cerebro-espinal: 1.18
Bilis/sangre: 1.0-1.2.
Alcohol/sangre: 1.12

METABOLISMO DEL ETANOL

El 90% del etanol absorbido non es excretado en forma incambiada, sino que es metabolizado o biotransformado fundamentalmente en el hígado, donde el es oxidado, primero a aldehído acético, después a ion acetato y, finalmente, a través de formación de acetil-coenzima A, y ciclo de los ácidos carboxílicos, a dióxido de carbono.
CH3CH2OH → CH3CHO → CH3COOH + CO2
Las etapas del proceso de biotransformado del etanol son las siguientes:

Primera Fase. Puede tener lugar por tres vías.
Vía ADH: La oxidación a acetaldehído ocurre fundamentalmente en la mitocondria del hepatocito, y es catalizada por la enzima alcohol-deshidrogenasa (ADH). Esta enzima no es específica para el etanol, ya que interviene en la oxidación de diferentes grupos alcohólicos. La ADH, primeramente separa dos átomos de hidrógeno por molécula de etanol, mediante la reducción de una molécula de NAD que es el cofactor de la ADH.
Los equivalentes reductores liberados (NADH y H+) son uno de los motivos del daño que aparece en el hígado del alcohólico que se ve obligado a detoxificar el etanol. Los requerimientos de oxígeno y los cambios en el potencial redox de traducen en una hopoxia local relativa que contribuye al daño localizado.
Otros tejidos, además del hígado, como la mucosa gastrointestinal, riñón y músculo, participan minoritariamente en el metabolismo del etanol, que en conjunto degradan aproximadamente el 20% de la dosis de alcohol que se toma.
Cuando se ingiere alcohol, aumento la actividad de la ADH en los testículos, lo que podría alterar los niveles de testosterona.
Vía del S.M.E.O: Cuando el consumo de etanol es reiterado o cónico, el hepatocito utiliza también microsomas del retículo endoplásmico, normalmente empleados para catabolizar xenobióticos; en estos microsoma se encuentra el sistema microsómico etanol oxidante (S.M.E.O.) integrado por las oxidasas de función mixta (MFO), que emplean como cofactor NADP. Con estas enzimas colabora un tipo de citocromo P-450 cuya síntesis es inducible por el propio alcohol.
Vía de las catalasas: Las catalasas que contienen los peroxisomas, actúan como enzimas alcohol-deshidrogenasas que participan en un mecanismo defensivo destructor de agua oxigenada producida en diferentes procesos bioquímicos. Estas enzimas participan en otros procesos metabólicos diferentes de la detoxificación del etanol, son enzimas inespecíficas.

Segunda Fase. El acetaldehído formado como primer metabolito, puede catabolizarse mediante dos caminos:
Vía principal: es la oxidación del acetaldehído a acetato, mediante dos tipos de enzimas: deshidrogenasas y oxidasas.
Las deshidrogenas, que son acetaldehidodeshidrogenasa y ALDH, son bastante inespecíficas; se localizan en citoplasma, mitocondria, microsomas, etc. Son NAD-dependientes. La acción de estas enzimas produce acetato, que se puede trasformar en acetil-coenzima A que se puede incorporar al ciclo de Krebs para dar CO2, o bien participa en la síntesis de ácidos grasos, de esteroides o de cuerpos cetónicos.
Las oxidasas son la xantinaoxidasa y la aldehidohidroxioxidasa; estas enzimas tienen asociado FAD, Fe, Mo, coenzima Q, etc., y son enzimas formadoras de agua oxigenada.
Vía de las liasas: Las liasas condensan el acetaldehído con otros productos, originando diferentes catabolitos, como por ejemplo:
Por otra parte, algo del acetaldehído procedente de la dieta o de biotransformaciones puede ser reducido a etanol (alcohol endógeno) por intervención de la ADH. Este etanol endógeno se manifiesta en una alcoholemia de 0.03 g/l.
El primer y principal metabolito del etanol, el acetaldehído, juega un importante papel en la toxicología de alcohol, por su acción citotóxica directa y sus efectos sobre el aparato circulatorio, lentitud de eliminación y derivados catabólicos. El acetaldehído es más reactiva que el alcohol y se une a proteínas titulares y plasmáticas, cuyos complejos pueden ser determinados: La formación un complejo con el glutatión (GSH) y la con la S-adenosilmetionina (SAM) conduce al la depleción de éstos, lo que favorece la aparición de radicales libres y el desarrollo de peroxidación lipídica, con lesiones mitocondriales, por alteración del permeabilidad en la membrana interna de las mitocondrias.
Además, compuesto azufrados como el disulfurán y los tiocarbamatos interrumpen ese proceso, porque compiten con la NAD por la ALDH necesaria para la acción enzimática de la segunda fase. Se inhibe así el catabolismo del acetaldehído, cuya acumulación conduce a altos niveles en sangre que son los responsables de las alteraciones circulatorias que experimentan los individuos que simultanean la absorción de estos productos con el alcohol: vasodilatación, enrojecimiento, calor, cefalalgia… Debido a los desagradables efectos que provocan estas reacciones con compuestos azufrados se han utilizado con fines de deshabituación alcohólica.
El disulfurán se biotransforma en hígado y eritrocitos a dietilditiocarbamato que, al acomplejarse con cobre, del cual depende la enzima dopamina-hidroxilasa, inhibe la transformación de dopamina en noradrenalina, causando hipotensión.
También se metaboliza s sulfuro de carbono que reacciona con el fosfato de piridoxal.
Entre las acciones del acetaldehído debe citarse que separa el fosfato de piridoxal (vitamina B6) de su proteína transportadora, o que contribuye a la degradación la vitamina; esto se suma al consumo de vitamina B1 en el metabolismo etanólico y a una disminución de la absorción de B12. El déficit de B6 reduce el ácido gamma-aminobutírico cerebral, lo que favores los temblores y convulsiones.
El acetaldehído también se conjuga con proteínas séricas, lo que se hace responsable del déficit de inmunoglobulinas.
Precisamente, los síntomas anteriormente citados, junto con deshidratación, hipoglucemia, hipovitaminosis B, etc., constituyen la típica resaca o malestar del día siguiente, que es mayor con los vinos de alto contenido en aldehídos y acetilos.
La cinética del etanol en sangre de describe mediante una gráfica en la que la pendiente de la rama descendente de la curva de alcoholemia o proporción a que disminuye esta (velocidad con que se metaboliza el etanol) es del orden de 0.15 gramos de alcohol por litro de sangre y hora.
La eliminación del etanol, a partir de que este se alcanza su concentración máxima en la sangre, sigue una cinética pseudolineal, descrita por la ecuación:
Ct = Cm - Kt, para un alcoholemia alta, por saturación del sistema ADH-NAD.
…o por la ecuación:
Dc/dt = Vmax C (Km + C), que describe un proceso exponencial, con cinética de Michaelis-Menten para alcoholemias bajas.
En las ecuaciones anteriores Ct es la alcoholemia en el tiempo t, Cm es la alcoholemia máxima, K es la constante de eliminación y Km oscila entre 2 y 2.4.
Aplicando la ecuación de Michaelis se obtiene el denominado coeficiente beta de etiloxidación y representa la pendiente de la curva de eliminación, o el cociente entre el decremento de la concentración en sangre y el incremento en tiempo. (β= Δc/δt). Al principio se pensó que el coeficiente beta era constante para todos los individuos. Actualmente se admite que este coeficiente es incrementado por el ejercicio, al acelerar el metabolismo y la sudoración, y por el frío que incrementa el consumo energético. También a valores altos de alcoholemia, beta está más elevado. También se admite que el bebedor habitual sano puede adquirir una tolerancia al alcohol mediante el desarrolla de inducciones enzimáticas que le permitan un catabolismo más eficaz. Todos estos casos suponen que el valor de beta es superior a lo normal. Por otra parte se sabe que el valor de beta se reduce con el calor (altas temperaturas ambientales) y con los estados patológicos de desnutrición y lesiones hepáticas y renales do toma concomitante de algunos medicamentos.
Si se efectúa una extrapolación, prolongando en línea recta hacia atrás la rama descendente de la curva, hasta que corte el eje de las concentraciones, señalará aquí la alcoholemia teórica máxima(CO) que el individuo podrá alcanzar en el tiempo 0, si absorbiera absoluta e inmediatamente todo el alcohol ingerido. Este valor debiera coincidir con la dosis D de alcohol por Kg. de peso tomado por el individuo. Experimentalmente se ha comprobado que estos valores no coinciden a consecuencia del desigual reparto del etanol por los diferentes tejidos. El cociente D/CO es de 0.7 para hombres y de 0.6 para las mujeres y se denomina factor de reducción del peso corporal total al de los tejidos que absorben alcohol, lo que viene a ser aproximadamente la cantidad de agua en la sangre en el cuerpo.

Factores que influyen en el metabolismo del etanol.

El etanol se elimina siguiendo una cinética de Michaelis-Menten, aunque se sabe que cuando las concentraciones sanguíneas son superiores a 0.5 g/l, la tasa de eliminación es constante (0.15g/Kg./hora, como media) independientemente de la alcoholemia., mientras que con alcoholemias inferiores a 0.5 g/l la cinética es de primer orden, exponencial, más lenta.
La capacidad de un individuo para metabolizar el alcohol depende de la funcionalidad de sus sistemas enzimáticos de ADH, MEO y ALDH, así como de la disponibilidad de NAD, producida por oxidación de NADH.
Tanto la ADH como la ALDH presentan polimorfismo o variabilidad genética que se manifiesta en una distinta capacidad para el catabolismo de etanol, así como en intolerancia al mismo. Los individuos portadores de isoenzimas de ADH muy activa producen acetaldehído a mayor velocidad de la que su ALDH puede eliminarlo, con lo que segundo alcanza concentraciones hemáticas intolerables para el individuo. Ala mismo situación se ven conducidas personas ADLH insuficiente. Todo estos individuos son abstemios forzados por desarrollar aversión al alcohol.
El ayuno prolongado retrasa la eliminación, ya que la disminución del aporte de proteínas reduce el metabolismo oxidativo.
Las vitaminas no parecen influir, a excepción de la C, que aumenta la velocidad de oxidación; la administración de vitaminas B (B1, B6, B12) al intoxicado no afecta a la alcoholemia, sino al déficit vitamínico citado y a la sintomatología del sistema nervioso y neuromuscular. Por el contrario la administración de fructosa incrementa la eliminación, a consecuencia e que su fosforilación, a partir de ATP, consume NADH con reducción de NAD. También hay aumento de la eliminación en mujeres progesterógénicas y en madres lactantes, y se ha sugerido que el hipotiroidismo favorece la oxidación del alcohol.
Los alcohólicos crónicos sin hepatopatías tienen aumentado el metabolismo, que se normaliza tras un periodo de abstinencia. Se admite que el bebedor tiene mayor actividad de los sistemas oxidantes del etanol y de la NADH, por actuar el etanol como inductor enzimático.

FISIOPATOLOGÍA DEL ETANOL

El etanol teóricamente proporciona teóricamente 7 Kcal/g, pero se han denominado Kcal falsas debido a que no son aprovechables debido a que el etano obliga a consumir más oxigeno por desacoplar la fosforilación oxidativa mitocondrial (las reacciones en el sistema MEOS son termogénicas y disipan energía en forma de calor) El efecto tóxico es debido a los dos productos resultante de su metabolismo, el acetaldehído y los hidrogeniones, que se traducen en exceso de NADH. Es posible que también participen radicales libres del oxígeno como mediadores del daño tisular.
Personas que toman alcohol para combatir el frío experimentas al instante una reacción beneficiosa, pero inmediatamente se produce una vasodilatación periférica que conduzca a pérdidas caloríficas y mayor enfriamiento; así se explicarían las pneumonías por enfriamientos y las muertes por congelación que se han registrado en algunos casos tras el consumo de alcohol.
Los efectos fisiopatológicos del etanol sobre la salud pueden clasificarse en tres grupos:

A) Afectaciones orgánicas crónicas.

Aparato digestivo. El etanol posee gran apetencia por el agua por su similitud química. Su capacidad para absorber humedad en contacto con tejidos biológicos se usa para la fijación de preparaciones histológicas para ver al microscopio y como antiséptico. Esta cualidad causa irritaciones en el tubo digestivo, que se manifiesta como gastritis o duodenitis superficial. A concentraciones superiores al 15% produce irritación e inflamación del intestino y estómago, que pueden desembocar en una defectuosa absorción de las sustancias nutritivas, sobre todo de vitaminas. Esto puede originar malnutrición. La inflamación intestinal en la ampolla de Vater provoca pancreatitis por reflujo al impedir la evacuación del páncreas.
Hepatitis alcohólicas. Cirrosis. El etanol causa fuertes transtornos en el hígado tras su ingesta frecuente y copiosa, especialmente en individuos malnutridos.
Los individuos más resistentes a las lesiones hepáticas presentan una mayor actividad alcoholdeshidrogenasa y más rápida oxidación de los fosfopiridínnucleótidos reducidos.
La hepatitis alcohólicas es un proceso necrosante, a menudo inflamatorio, importante precursor de cirrosis, debido al efecto citotóxico de acetaldehído. La progresión de la enfermedad depende de la predisposición genética, el estado nutricional, varias reacciones inmunitarias y al sexo. Histológicamente se ha comprobado un predominio en la zona III del lóbulo hepático, con depósitos de colágeno, inmunoglobulina A y fibronectina en el espacio de Disse; defenestración de las células endoteliales y transformación de lipocitos y miofibroblasto a fibroblastos.
El déficit de oxigeno conduce a hipoxia celular, causa de necrosis hepatocítica (hepatitis), junto con la alteración de la membrana celular (aumenta su permeabilidad) y la hipertrofia hepatocítica.
La hepatitis alcohólica se puede manifestar como ictericia, problemas de coagulación sanguínea, ascitis, varices esofágicas y encefalopatías.
La esteatosis hepática o hígado graso es la lesión más frecuente causada por el alcohol. Se caracteriza por la aparición de vacuolas que acumulan grasa en los hepatocitos. El hidrógeno que se libera en la deshidrogenación del etano a acetaldehído, sustituye a las grasas como fuente de energía permitiendo el depósito de las mismas. En sangre hay déficit de lipoproteínas, lo cual conexiona el déficit alimentario con el depósito de triglicéridos, que al no existir suficiente lipoproteínas se acumulan en los hepatocitos. La actividad anabolizante de hormonas de tipo andrógeno puede restaurar la situación normal de hígado.
La cirrosis hepática se caracteriza por la sustitución de hepatocitos muertos por tejidos fibróticos y aparición de nódulos de regeneración. Los hepatocitos exhiben lesiones y necrosis, acompañada por inflamación y proliferación mesenquimática. Entonces se produce cirrosis con proliferación de los ductus biliares y distorsión lobular. Aquí los andrógenos tienen un papel restaurador.
Bioquímicamente, la hepatitis alcohólica se caracteriza por un incremento de la actividad GOT y GPT transaminasa y de transpeptidasa GGT, mientras que el cociente GGT/GOT es superior a 1. La ADH presenta valores basales en suero muy bajo, pero tras un administración reiterada de alcohol de eleva rápidamente, que al cesar la ingesta vuelve a bajar en nivel de la enzima. Esta característica hace que los niveles de la enzima sea empleada para diagnosticar alcoholismo.
El alcoholismo también se caracteriza por un déficit de folato, prostaglandinas, prolactina, GH, inmunoglobulinas y metales.
Los marcadores biológicos para la detección de alcoholismo son el volumen corpuscular medio, la hipersideremia y la hipermagnesemia.

Efectos sobre el metabolismo. El etanol modifica la glucemia. En un primer instante aparece un hiperglucemia por movilización del glucógeno hepático, y al cabo de una hora pueden aparecer hipoglucemia, acompañada de hipotermia, convulsiones y acidosis láctica, debida a la fermentación láctica del piruvato lleva a cabo en condiciones anoxigénicas. La ingesta excesiva de alcohol provoca acidosis metabólica (cetoacidosis), donde el metabolito más importante el betahidroxibutirato. El etanol también incrementa los triglicéridos y el colesterol. La fructosa acelera el metabolismo del etanol y beneficia el estado mental, sin embargo puede originar nauseas, vómitos e hipovolemia por incremento de diuresis.

Cánceres. Pueden aparecer cánceres en la boca, faringe, laringe, esófago e hígado por gran ingesta de alcohol.

Acción sobre el sistema endocrino. Aparecen dos vías de influencia:
a) a través de la inervación de las glándulas. El alcohol afecta al sistema nervioso que trastornará las órdenes al tejido glandular. Este, recíprocamente alterará el sistema nervioso. Las catecolaminas (noradrenalina y epinefrina) se elevan en sangre tras ingerir dosis elevadas de etanol. Esto se debe a la secreción de factor de liberación de corticotropinas hipotalámico, que induce la liberación de ACTH y esta a su vez induce la liberación de catecolaminas. Esto puede ser importante en síndrome de abstinencia.
b) A través de metabolitos.
b. 1) Se han conseguida aislar y sintetizar que condensan el acetaldehído con aminas biogénicas, como por ejemplo de síntesis de tetrahidropapaverolina (alcaloide de la benziltetrahidroisoquinolina) a partir de dopamina. La benziltetrahidroisoquinolina en un precursor biológico de la morfina. A partir de serotonina y acetaldehído se obtiene un alcaloide similar a la harmina, con propiedades alucinógenas. En la intoxicación alcohólica dichos metabolitos juegan un papel importante.
b. 2) Se acepta que la producción de alteraciones en el comportamiento sexual como consecuencia de transtornos hepáticos inducidos por el alcohol, se deben al hecho de deprimir el catabolismo, lo que provoca una inversión en el cociente fisiológico andrógenos/estrógenos con influencia sobre la líbido, la potencia sexual y los caracteres sexuales secundarios ( aparición de pecho en varones)
La testosterona se cataboliza en el retículo endoplasmático liso por inducción alcohólica.

Miocardiopatías y cardiopatias. La interferencia sobre la síntesis que induce el alcohol, sumado aun déficit de vitamina B1, provoca afecciones en las fibras musculares por causa del acetaldehído. En el músculo esquelético aparecen lesiones histológicas, como roturas de fibras, aparición de de hialina y degeneración granular, que también aparecen en el miocardio y parecen ser responsables de transtornos cardiacos, como extrasístoles y otras arritmias. El etanol también interfiere sobre los canales de calcio y el acetaldehído, sobre la síntesis de ATP, al lesionar las mitocondrias.
El abuso del alcohol predispone a accidentes vasculares, concretamente cerebrales, embolismo e isquemia por afectación de los vasos sanguíneos, ya que el etanol es inicialmente vasoconstrictor, mientras que el acetaldehído es vasodilatador. También se altera la cascada de coagulación. La OMS admite que el riesgo para los abstemios es ligeramente superior que para los bebedores moderador y considerablemente inferior al de los grandes bebedores.
Pequeñas ingestas de alcohol favorecen la síntesis de HDL y disminuye la de VLDL, lo cual es beneficioso para los niveles de colesterol.

B) Alteraciones nerviosa y psíquicas crónicas.

El etanol es un depresor del sistema nervioso; actúa como un narcótico y deprime la excitabilidad por inhibición por el transporte de electrones y la producción de cambios en la permeabilidad de las membranas neuronales.
El etanol reacciona con las fases lípídicas de las membranas celulares, estableciendo un enlace apolar en las cadenas de hidrocarburos, lo que afecta a la permeabilidad para Ca2+ y K, de los que depende el potencial de acción de las células nerviosas. El etanol disminuye también la actividad de la ATP-asa de las membranas, esencial para el transporte activo. De todo ello resulta que le efecto primario del alcohol sobre el tejido nervioso es la disminución de la excitabilidad, interfiriendo en los fenómenos de excitación; cuando las concentraciones de alcohol son altas se incrementa la depresión cerebral por inhibición de la respiración tisular. La disminución del metabolismo oxidativo, y por tanto, de los fosfatos ricos en energía y alteraciones en las concentraciones de aminoácidos relacionados con el ciclo del ácido cítrico, justifican la afirmación de que el etanol actúa deprimiendo la actividad funcional de la célula nerviosa.
Experimentalmente al añadir alcoholes a sistemas biselares de hidrocarburos, se observa que las moléculas de etanol se orientan en la superficie de las micelas con el extremo alifático hacía dentro y el extremo hidroxilito para fuera; así las moléculas de alcohol actúan como aislantes debilitando las fuerzas de repulsión de la mácela. La membrana de las neuronas posee cargas negativas que fijan cationes calcio y amonio, y el etanol interfiere estas uniones. Ya que los iones calcio actúan como estabilizadores de la estructura de la membrana y en el control de los cambios conformacionales de las macromoléculas de la misma, que ocurren durante la génesis de potenciales de acción, se admite que el etanol participa en la disfunción celular. Este mecanismo también ocurre en los músculos, especialmente en el cardiaco.
La administración crónica de etanol hace que el organismo desarrolle procesos compensatorios que explican el llamado síndrome de abstinencia.
Se ha visto que el área de asociación del cerebro es la más fácilmente depresible ante el alcohol, debido a su mayor desarrollo polisináptico, también se ve afectado el sistema reticular activante, lo que se traduce en una disminución de las aferencias a la corteza y también de las órdenes eferentes. Cuando la depresión cerebral es pequeña se liberan los centros de juicio y control, lo que se traduce en pérdida de inhibiciones y euforia.
Algunos de los transtornos neurológicos crónicos que produce le alcohol son los siguientes

Polineuropatía alcohólica. Se produce a consecuencia de transtornos nutricionales (se deben a desequilibrios en la dieta, a alteración en la absorción y utilización de minerales y deficiencia en vitamina B) y degeneración walleriana en los nervios periféricos, la cual se acompaña de emaciación muscular en las extremidades, alteración del tacto y el dolor, sudoración anormal, torpeza, hormigueo y depresión de los reflejos rotuliano y aquíleo.
Degeneración cerebelosa. Afecta a las de la corteza del cerebelo. Produce ataxia estática y de deambulación y descoordinación motriz en brazos, más disartria y nistagmus.
Síndrome de Wernickle-Korsakoff. Esta constituido por los signos: oftalmoplejia (disminución de la agudeza visual, discromatopsia, escotoma central y ceguera.), ataxia deambuladota, polineuropatía y síndrome de deterioro mental orgánico (con confusión, apatía, amnesia, abulia y confabulación)

Síndromes de privación o abstinencia.
El alcohólico privado de bebidas alcohólicas, tras un periodo de latencia, de uno a seis días, experimenta transtornos físicos y psíquicos; como consecuencia de su dependencia. El síntoma inicial es un temblor rápido y regular, acompañado de ansiedad, excitación y anorexia. Se le suele añadir la aparición de alucinaciones y pesadillas. También pueden aparecer ataques epilépticos o delirium tremens, el cual es la forma más grave y dramática del síndrome de abstinencia alcohólica. Este se caracteriza por el temblor, la agitación, la somnolencia, confusión y alucinaciones. Se une el incremento de la actividad vegetativa con fiebre, taquicardia y hiperspiración que lleva el paciente a al deshidratación. Lo periodos de delirio pueden ser interrumpidos por fases breves de lucidez, pero el delirium tremens siempre supone una urgencia médica que debe tratarse.
Los estados de delirio constituyen una reacción paranoica de gran trascendencia para el alcohólico y su entorno los delirios pueden evolucionar a la violencia y conducta antisocial.
El posible efecto fisiopatológico del síndrome consistiría en la liberación de catecolaminas por el alcohol, de forma que al interrumpirse la absorción de este, el individuo sufre un déficit de secreción de aminotransmisores, con gran alteración neurovegetativa y mental. Por otra parte, al faltar el alcohol, se producirían transtornos por exceso en la conducción nerviosa, al no estar bajo su influencia los elementos enzimáticos y aislantes afectados en la intoxicación.

Alcohol y bebedores.
Se ha tratado de simplificar a los bebedores atendiendo a la cantidad de bebida que suelen ingerir, a la frecuencia de ingestión, el grado de dependencia (incapacidad para abstenerse), de las alteraciones en las relaciones interpersonales y los transtornos físicos. Así los bebedores se dividen en:

1. Bebedor excesivo regular. Bebe diaria y metódicamente de forma excesiva. No buscan ni llegan a embriagarse. Estos individuos tienen una dependencia biología del alcohol. Estos bebedores no buscan el alcohol impulsados por ninguna necesidad física ni psíquica; es un simple abuso que sólo les sirve para afianzarse en una realidad placentera. La dependencia biológica del alcohol se define como una necesidad física (metabólica) del alcohol, que se manifiesta por la capacidad de abstenerse del alcohol más de un día. El individuo es arrastrado o atraído por el alcohol de forma compulsiva.

2. Bebedor enfermo psíquico. Utiliza la bebida como instrumento para estimular o combatir su realidad psicopatológica. El estado anímico juega un importante papel en la atracción alcohólica: el enfermo psíquico trata con la bebida, de modificar las vivencias y tensiones emocionales producidas por la enfermedad, para así reducir el sufrimiento latente en sus vivencias. Este tipo de bebedor se hace con facilidad dependiente psíquico del alcohol. Algunos esquizofrénicos y depresivos pueden convertirse fácilmente en este tipo de bebedor.

3. Bebedor alcoholomano. Se entrega a la bebida con frecuencia irregular, pero cuando lo hace, continúa hasta no poder más, o hasta la completa embriaguez. Su atracción por el alcohol es de carácter impulsivo. El alcoholomano bebe para recrear un mundo a su gusto, y desarrollar su manía sobre una dependencia psicológica, que raramente conduce a la dependencia biológica. Siente un ansia irresistible e intermitente de conquistar vivencias de liberación mediante el alcohol. La alcoholomanía está vinculada con mecanismos neuróticos, como histerias, fobias, angustias, entre otros. Pues estos pueden intervenir en la génesis de la alcoholomanía, que a su vez puede contribuir a desarrollarlos.

El alcohólico es el que diariamente ingiere más alcohol del que puede eliminar (un individuo sano de 70Kg podría ingerir como máximo 175g de alcohol al día sin ser considerado alcohólico). Si un individuo esta habituado aún podría metabolizar más el alcohol, pero conforme se deteriora el hígado, resistirá menos cantidad, hasta embriagarse con una única copa. También se considera que un alcohólico es el que ha perdido la capacidad de abstenerse de beber y padece una enfermedad progresiva por dependencia del alcohol.

C) Efectos de la intoxicación etílica aguda.

El alcohol es un agente causante de accidentes, suicidios, intoxicaciones, reacciones agresivas y absentismo laboral.
Cualquier concentración de alcohol origina reducción de la excitabilidad nerviosa y transmisión neuromuscular. Inicialmente, se produce esta inhibición en el sistema reticular activante, permitiendo una desinhibición de la corteza cerebral que se manifiesta como euforia, a esto contribuye una acción transitoria de liberación de neurotransmisores por las glándulas suprarrenales. Pero inmediatamente se presente, de forma más evidente, la depresión nerviosa en una serie de etapas:
Excitación e euforia
Confusión mental
Anestesia e hipnosis
Progresiva disminución de la conciencia y paro respiratorio
Los clínicos de la intoxicación alcohólica incluyen:
Visión doble, cierre de pupila, dificultad de acomodación, alteración del sentido de la profundidad y decremento del campo visual lateral. Se disminuye la adaptación a la oscuridad.
Dificultad o lentitud de comprensión.
Lentitud de los reflejos; aunque el sujeto, por su lentitud de comprensión, puede estimar que los reflejos están acelerados.
Decremento de la capacidad crítica y el sentido de la responsabilidad con menosprecio del riesgo.
Alteración del habla y del andar (ataxia).
Pérdida de la capacidad de decisión e incapacidad de reacción ante un imprevisto.

Los individuos con 4,5-5,5g/ml de alcohol en sangre están en coma. En cantidad superior resulta fatal por producir fallos respiratorios.
Se reconoce una enfermedad denominada intoxicación patológica o más propiamente idiosincrásica del alcohol, que se manifiesta por marcados cambios de comportamiento, generalmente con agresividad, tras ingestión de una cantidad insuficiente para alterar a la mayoría de las personas. Esta enfermedad puede desencadenar conductas agresivas antisociales o ilegales.
Por otro lado hay individuos mucho más resistentes que la mayoría, en este grupo no deben incluirse a los que por una gran capacidad metabólica natural o inducida por el consumo, son capaces de catabolizar el alcohol a gran velocidad, por lo que se defienden de alcanzar altos niveles de alcoholemia.

No hay comentarios: